En un recipiente, preferiblemente de plástico y que no uses para guardar alimentos, viertes una buena cantidad de goma blanca (un tercio de taza) y el colorante de tu preferencia.
Mezclas estos dos materiales con una cuchara de manera enérgica.
Luego de que la goma esté del color deseado, se agrega una cantidad similar de jabón líquido, muy lentamente y siempre mezclando enérgicamente con la cuchara, para permitir que se integren los componentes.
Si la mezcla queda demasiado firme, se puede agregar agua poco a poco, mezclando hasta obtener la consistencia deseada.
Una vez que todo está mezclado, se extrae del recipiente y con las manos se amasa hasta que se encuentre más compacto el slime.